Asier Etxeandía, el MASTODONTE.
- pilarquesada
- 16 sept 2018
- 4 Min. de lectura

Asier Etxeandía es el nombre que sale de mi boca cuando me preguntan qué actores me gustan, o cuando, con compañeros de teatro y de profesión, se habla de actores que admiramos o a los que daríamos tal papel (si tuviéramos medios o alguien se fijara en nuestros proyectos, claro).
Asier es un artista nato, un verdadero atleta emocional, un MASTODONTE escénico que convierte en oro todo lo que toca, interpreta y canta. Ahora lanza un proyecto musical en el que ha trabajado junto al músico Enrico Bárbaro y que lleva por nombre justo ese, Mastodonte. Por ahora se puede escuchar Redención y... no digo nada más, hay que oírlo.
Aún recuerdo la primera vez que vi a Asier. Fue en Un Paso Adelante, serie dirigida a un público adolescente, que se empezó a emitir cuando yo tenía diez años, y a la que me enganché completamente, a pesar de que me aburrían las tramas románticas (las hormonas aún no me habían revuelto el cuerpo y el alma), pero me fascinaba porque amaba la interpretación y esa serie era lo más cerca que iba a estar de una escuela de Artes Escénicas.
Asier hacía un papel secundario y yo esperaba con ansia las escenas en las que saliera él. No sé por qué exactamente, pero me parecía que dentro de aquella marabunta de actores y actrices guapas, de cuerpos apolíneos y caras bonitas, estaba él, que transmitía de manera diferente al resto. Ese personaje secundario, interpretado por un actor desconocido para mí, tenía algo que me cautivaba. Quizá esa conexión extraña que a veces sientes con alguien sin saber por qué, quizá porque yo era una niña que hacía conciertos en su habitación, que no entendía por qué era diferente y que lo tenía todo para que no la dejaran en paz en el cole: gorda, empollona, friki, masculina… Quizá fue una conexión extraña, quizá había algo en los ojos de ese actor, por entonces, con poca técnica pero con mucho potencial que pulir, que me hacía sentir identificada con él, sin saber su historia ni su nombre. Mi habitación estaba empapelada con pósters y recortes de gente de Operación Triunfo (la buena, la primera) y otra gente de la que ni siquiera era muy fan, pero no tenía ni un solo poster de Asier porque no salía en las revistas.
Después UPA salió de la parrilla televisiva y con ella desapareció también Etxeandía. Yo visitaba su página web de vez en cuando, con la esperanza de encontrar algo nuevo. La página era un dominio .tk (¿os acordáis de ese dominio? era un símbolo de cutrez), a la que entré un buen día y encontré un aviso de que la página se cerraría por falta de visitas. Me indigné profundamente…
¡Ya está! ¡Este es el fin de este actor, desaparecerá como lágrimas en la arena! Un personaje secundario en una serie de televisión, ¡y nadie le ofrece nada! ¡nadie ve su talento! ¡esto no es posible! ¡Asier no puede dejar de hacer cosas! ¡Alguien tiene que llamarle, alguien tiene que ver lo que yo veo! - siempre he sido un poco dramática.
A lo mejor fue en ese momento de rabia cuando surgieron en mí las ganas de escribir y dirigir: si nadie le da trabajo a la gente talentosa, ¡yo crearé para ellos! Lo que yo no sabía es que este chico vasco que para mí había desaparecido del mapa, por entonces, se había convertido en el actor fetiche de Tomaž Pandur, dramaturgo y director de escena esloveno, y que estaba trabajando con él en diferentes montajes. ¿Yo qué iba a saber? Era una niña que vivía en un barrio humilde de Andalucía, que no había pisado un teatro nunca.

Desde entonces ha llovido bastante, y Asier no ha dejado de currar. Acaba de rodar Dolor y Gloria, la última película de Almodóvar, y ha tenido una trayectoria bastante prolífica: teatro, series, cine...
Su personaje en la serie Velvet le ha dado la oportunidad de llegar a más gente, y aunque yo no la he visto, me consta que ha trabajado bien: un día me senté con mi madre a ver la serie. No quise condicionarla y decirle nada sobre los actores o la serie en sí (sí, soy de esas personas coñaaazo que hablan mientras ve una serie/película y se queja de los fallos de raccord y cosas así), así que cuando salió Asier en pantalla, dije “qué atractivo es este hombre”, a lo que ella contestó: “lo hace mu’ bien, lo hace mu’ bien” que en palabras de mi madre quiere decir que es buen actor, y dicho dos veces seguidas, quiere decir que es un actor de puta madre. Y se lo he escuchado decir pocas veces… de Antonia San Juan por el monólogo Mi hija Mari, de Millie Bobby Brown por Stranger Things y de Viola Davis, que yo recuerde. Bueno, y de mí, pero eso no cuenta porque soy su hija y no puede decir otra cosa.
Puede sonar absurdo, pero al haber sido testigo de su carrera desde sus comienzos hasta ahora, me siento profundamente feliz y orgullosa de que esté haciendo cosas tan geniales y de que no le falte trabajo. Y si ahora quiere cantar, ¡que cante!
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